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27 de Janeiro de 2022

40% de los establecimientos de salud todavía almacenan vacunas en refrigeradores domésticos

¿Por qué no se deben almacenar las vacunas en refrigeradores domésticos? Las vacunas son productos biológicos y, por lo tanto, sensibles a la temperatura. Por este motivo, las vacunas necesitan mantenerse a una determinada temperatura durante toda su “vida”, lo que llamamos cadena de frío. Este período va desde su fabricación, en el laboratorio, hasta su administración en la sala de vacunas.

 

El almacenamiento de vacunas dentro de la sala de vacunación debe estar entre +2°C y +8°C, preferentemente a +5°C. Garantizar un almacenamiento adecuado de las vacunas contribuye a su eficacia y seguridad.

Cuando una vacuna se expone a temperaturas fuera del rango indicado (+2°C y +8°C), es decir, cuando se rompe la cadena de frío, ya no es posible garantizar que esa vacuna tendrá la eficacia propuesto por el laboratorio. Esto significa que la vacuna no protegerá contra cierta enfermedad como esperamos. Además, una ruptura en la cadena de frío también aumenta la posibilidad de reacciones adversas, en caso de que esta vacuna se use en algún paciente.

Desafortunadamente, no es posible identificar si hubo una ruptura en la cadena de frío con solo mirar la vacuna a simple vista. Por ello, es fundamental contar con controles y procedimientos estrictos, de forma que podamos garantizar que la conservación de la vacuna se ha realizado correctamente y, por tanto, se mantiene la eficacia y seguridad.

Los refrigeradores domésticos se han utilizado durante muchos años para almacenar vacunas. Por ello, se realizaron numerosos estudios para identificar qué adaptaciones habría que realizar en estos equipos para minimizar los riesgos de ruptura de la cadena de frío.

Había varias recomendaciones para utilizar el frigorífico doméstico para este fin, como, por ejemplo, ser un aparato de una sola puerta con al menos 180L, sustituir el cajón de verduras por botellas de agua llenas, no colocar las vacunas en los laterales ni en el fondo, tener un espacio mínimo de 2cm entre vacunas, entre otras cosas. Todo ello para intentar mantener la temperatura de las vacunas dentro del rango recomendado.

Sin embargo, a lo largo de los años, se desarrollaron equipos específicamente para la conservación de vacunas. Ya no se trataba de refrigeradores domésticos adaptados, ahora contamos con equipos de alta tecnología diseñados para garantizar la calidad de las vacunas.

 

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Estos equipos específicos se conocen como cámaras específicas de almacenamiento de vacunas. Sus ventajas frente al uso de frigoríficos domésticos son muchas, como por ejemplo:

  • Temperatura interna homogénea del equipo en todos los estantes;
  • Mayor espacio útil interno, ya que no hay necesidad de grandes espacios entre las vacunas;
  • Control de temperatura digital a través de termostato que, a través de una configuración, es posible programar para mantener a 5°C según lo recomendado;
  • Registro minuto a minuto de la temperatura y emisión de informe a voluntad del responsable. Puede descargar este informe, ya sea por un día, una semana o un mes;
  • Los instrumentos de seguridad, como un marcador, tienen la función de detectar la temperatura fuera del rango recomendado, para luego llamar a los números de teléfono programados. En este caso, las baterías de emergencia que funcionan como UPS, mantienen el equipo encendido por unas horas en una situación de corte de energía;
  • Actualmente, estos dispositivos incluso cuentan con monitoreo remoto, es decir, puedes revisar la temperatura de la cámara de tu celular desde cualquier lugar.

Son diferentes las ventajas que tiene el uso de cámaras específicas para la conservación de vacunas frente al uso de frigoríficos domésticos. Solo con el equipo adecuado, combinado con procedimientos bien establecidos y personal capacitado, es posible reducir prácticamente a cero la posibilidad de fallas en la cadena de frío. Además de las ventajas descritas, también es importante señalar que desde 2017 el Programa Nacional de Inmunizaciones, a través del Manual de Redes de Frío, exige que las vacunas se almacenen en cámaras vacunales específicas y prohíbe el uso de refrigeradores domésticos para este fin.

 

Fuente: Enfermera Mayra Moura,

contato@capacitaimune.com.br

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